Voto Femenino: Lucha en el Perú
- empoderadasrl
- 3 sept 2018
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Escrito por: Saydy Vera
A lo largo de la historia, las mujeres hemos sido un grupo relegado a tareas específicas, en su mayoría de cuidado, sin mayor proyección a la toma de decisiones.
Se dice que por nuestra "condición" siempre fuimos consideradas parte protectora de la familia y encargadas de tareas propias del cuidado de los hijos y esposo. Solo un grupo privilegiado de mujeres tenían acceso a aprender lectura y escritura, siempre y cuando sirviese ello para el manejo del hogar.
En el campo, la labor recolectora también era asignada a las mujeres, por su fisionomía era perfecta para ello, pues su forma "delicada" servía para reunir aquellos frutos de la cosecha. Dicha labor no era reconocida como parte del sector productivo, es decir, no se consideraba un trabajo.
Con la evolución industrial, el acceso al empleo para los varones, es que muchas mujeres deciden con firmeza intentar ingresar a la esfera laboral. Nuevamente el acceso se realiza según ciertas características "inherentes a nuestro ser", como en la rama textil.
En nuestro país, el acceso a la esfera laboral se inicia desde 1901 aproximadamente, y a partir de 1905 inicia una intensa lucha del proletariado por la conquista de la jornada laboral de 8 horas. La participación femenina en este espacio fue significante; durante años se participaron de grandes manifestaciones, que incluso acabaron con la vida de dos compañeras, quienes son reconocidas como grandes luchadoras de la jornada laboral: Irene Salvador y Manuela Chaflajo, luego de ello en 1918 se consigue la ansiada jornada laboral para mujeres y menores de edad.
Esto marca el inicio de una gran lucha en la que muchas mujeres salieron empoderadas dando la cara por todas, iniciándose así una gran revolución feminista; comenzando con la participación de Maria de Jesús Alvarado, mediante un discurso titulado "el Feminismo" en 1911, que daría pie a la fundación de la primera organización feminista del Perú: "Evolución Femenina", cuyo logro más importante fue la aprobación de una ley que ostentaba la incorporación de las mujeres de clase media a la esfera laboral.
Así como esta organización, posteriormente, surgieron otras cuyas luchas se enfocaban en diferentes aspectos pero bajo el mismo fin LA REIVINDICACIÓN DE NUESTROS DERECHOS.
Entre ellos destacan: "Feminismo Peruano" de Zoila Aurora Cáceres; "Acción Femenina" de Alicia Prado, además de participaciones individuales de índole intelectual como los de Angela Ramos, Elvira García y García, y Magda Portal, esta última jugó un papel político importante al incluir una sección femenina dentro de su Partido; lo que nos lleva a resaltar que no solo las mujeres tuvieron una fuerte manifestación dentro de la lucha feminista, algunos hombres se sumaron a la causa y ello por la fuerte presencia de muchas mujeres al rededor de los Partidos Políticos, como es el caso del Líder Aprista, Víctor Raúl Haya De La Torre, quien en su programa de acción inmediata destaca la necesidad de otorgarles a las mujeres los derechos cívicos y políticos que les correspondían; Así como el diputado José Matías Manzanilla, quien fuera un ferviente defensor del voto femenino en la discusión realizada durante el Congreso Constituyente de 1931.
Si bien es cierto la presión de nuestras compañeras en aquella época era enorme, el movimiento feminista internacional fue clave para la decisión del ejecutivo, pues en otros países el derecho al voto ya estaba dado, además de múltiples asambleas que destacaban la importancia de reivindicarnos nuestros derechos. Es así, que en 1933, la nueva constitución planteada por el Congreso Constituyente de 1931 nos otorgaba el reconocimiento a la ciudadanía, aunque con ciertas limitaciones, además del derecho a votar en las Elecciones Municipales, votación que nunca se realizó puesto que dichos cargos eran elegidos a dedo.
Tuvimos que esperar hasta el 07 de septiembre 1955, que mediante Ley Nº 12391 el presidente Manuel Odría nos otorga ese ansiado derecho, de poder votar y ser elegidas. Esta acción no fue por una consecuencia de ideales del Presidente, sino porque asumió que haciéndolo conseguiría el apoyo de todas las mujeres en una futura elección.
Un año después pudimos ejercer este derecho, siendo elegida como Senadora, la señora Irene Silva Linares de Santolalla, mientras que en la cámara de diputadas ocho mujeres ingresaron: Manuela C. Billinghurst López, Alicia Blanco Montesinos de Salinas, Lola Blanco Montesinos de La Rosa Sánchez, María Mercedes Colina Lozano de Gotuzzo, Matilde Pérez Palacio Carranza, Carlota Ramos de Santolaya, María Eleonora Silva y Silva, y Juana Ubilluz de Palacios.
Este solo fue un inicio. A pesar de conseguir el voto la participación femenina en política solo alcanza el 29%, continuando con una amplia desventaja en comparación con la participación masculina. El siguiente paso para ello es lograr la paridad, con ello habría un gran equilibrio en la participación política y por ende una representación acorde.
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